Movimiento Campesino de Córdoba - Entrevista

En Cruz del Eje estuvimos dialogando con la gente del MCC. Nos recibieron Juan y Neja, ingeniero agrónomo y docente, respectivamente, que integran como militantes el grupo que reivindica el acceso a la tierra, el respeto por las actividades rurales y luchan junto a los demás miembros del movimiento por una vida campesina más digna y más justa.

Propósitos e integrantes
Juan: El Movimiento Campesino de Córdoba nace con el objetivo de reivindicar la producción rural y la vida campesina, garantizar el acceso a los recursos, la salud, la educación y el derecho a la tierra; luchar por condiciones más justas y equitativas de trabajo, y asegurar una mejor distribución de la ganancia.
El Movimiento está conformado por alrededor de 600 familias rurales, agrupadas en distintas organizaciones de acuerdo a su ubicación dentro de la provincia. Están los compañeros campesinos en las comunidades y después hay compañeros técnicos, estudiantes y profesionales que trabajan en diversos escenarios. Todos somos militantes y tenemos una relación de igual a igual. En el movimiento no hay jerarquías y trabajamos horizontalmente.
Las organizaciones pertenecientes al movimiento son:
La Red de Comercio Justo, que surgió para dar respuesta a condiciones desfavorables en el ámbito de la comercialización de nuestros productos y a partir de la necesidad de garantizar una distribución equitativa de la ganancia.
La Central Cruz del Eje agrupa a numerosas familias tanto en los barrios de Cruz del Eje como en la Zona de Bajo Riego de Cruz del Eje y la Zonal Villa de Soto. En los barrios toma forma a través de Otrabu (Organización de Trabajadores Barriales Unidos de Cruz del Eje), donde la principal lucha gira en torno al trabajo digno. Se ha abierto una sede que constituye un espacio de producción donde se hacen talleres y los compañeros encuentran diversos medios para desarrollar distintas actividades laborales.
Los otras organizaciones que integran el MCC son Ucatras (Unión Campesina de Traslasierra), Valle Buena Esperanza, Ocunc (Organización de Campesinos Unidos del Norte de Córdoba), Apenoc (Asociación de Pequeños Productores del Noroeste de Córdoba) y Ucan (Unión Campesina del Norte). Todos trabajamos en las áreas de salud, organización, recursos, formación, tierra, jóvenes, producción y comercialización.

El MCC en Córdoba capital
Juan: Al ser una gran ciudad, el Movimiento Campesino y otras organizaciones pueden verse un poco diluidas, pero no es esa la cuestión de fondo. Córdoba tiene un profundo conservadurdismo que es disimulado en la teoría pero que es muy concreto en la práctica y en las actitudes cotidianas.
En Córdoba está la Casa Campesina, que es la casa del movimiento (una casa alquilada, en realidad), donde funciona parte del equipo jurídico del movimiento, la Red de Comercio Justo, que es una organización mayormente estudiantil, que es parte del movimiento y que comercializa nuestros productos a nivel red. Tiene un puestito de periódicos, hace campañas para venta de diferentes productos y demás. Y funciona como casa operativa, como punto de reuniones, por frecuencia de colectivos, por disposición de militantes, etc., nos queda más cerca juntarnos en Córdoba. Entonces, bueno... tenemos esa casa donde hay un par de computadoras, donde se almacenan los productos y donde tenemos reuniones, donde nos juntamos con distinta gente...

La Red de Comercio Justo
Neja: La Red de Comercio nace en 2003, y concentra actividades que se venían desarrollando desde antes. La Red de Comercio empieza con el tema de la negociación del cabrito. Los cabriteros, que son los intermediarios, anteriormente pagaban el cabrito ocho pesos más o menos, entre ocho y nueve pesos. Bueno, ahí empezó la discusión. Porque lo pagaban ocho pesos y en la ciudad se vendían a cincuenta. El intermediario se quedaba con la mayor ganancia. Entonces entre los campesinos empezó la discusión acerca de que no era justo. Los criadores decían: "Nosotros estamos seis meses criando un cabrito... Realizamos todas las actividades necesarias para el crecimiento, y nos pagan ocho pesos...". Además el trato... El cabritero llegaba y el intermediario elegía el cabrito que él quería, lo metía al corral y él después decidía el precio. Entonces en el campo empieza esa discusión. "¿Qué hacemos con todo esto?" era la pregunta. Y ahí más o menos es cuando empiezan a organizarse y a decir: “Nosotros criamos los cabritos pero queremos que se valore nuestro trabajo”. Entonces a partir de relaciones que tenían con organizaciones estudiantiles comenzaron a tratar el tema de mejorar el precio, y a proponerse que la gente de la ciudad conozca el trabajo que se hacía en el campo. De este modo se empiezan a generar algunas pruebas piloto de vender cabritos en la ciudad. Los estudiantes se encargan de vender el cabrito y perciben una ganancia por eso, ya que es en sí mismo un trabajo. Entonces se empieza con una prueba piloto del cabrito. En la primera campaña, las familias del campo se organizaron para hacer la campaña, recolectar los cabritos y todo eso, y los estudiantes en Córdoba vendían. Y a partir de eso al campo empezó a llegar entre 30 y 32 pesos. Esto empezó en la zona donde está la gente de Apenoc (Asociación de Pequeños Productores del Noroeste de Córdoba). Y, a partir de entonces nadie vendía a bajo precio a los cabriteros. Comenzó entre cinco o seis comunidades, pero se fue expandiendo. Los criadores se plantaban y decían: "No te puedo vender el cabrito a ocho pesos". Decían: "Hay compañeros que están haciendo esto y están ganando treinta pesos". Y comenzó la discusión. Entonces el cabritero tuvo que empezar a pagar más, y a partir de esa experiencia se empezó a ver cómo se podía abrir la propuesta, que se sumaran más familias, y a la vez más estudiantes. Así fue que en el comedor universitario se hizo la primera feria en Córdoba, a la que asistieron distintas organizaciones. A partir de allí se empezó a discutir más acerca del comercio justo, y surgió la feria, que da forma a las redes de comercio, donde se empiezan a vender más los productos de los pequeños productores... verduras y todo lo que se produce en el campo. Además como otra forma de difundir la lucha por la tierra, como otra forma más de decir: "Nosotros reivindicamos el derecho a la tierra por esto. Esto es lo que producimos". Se alzaba también como una forma de mostrar la problemática. Y hoy en día ya hace dos años que está funcionando. Se vende arrope, miel, tejidos, etc... Algunos jóvenes que hacen serigrafía venden remeras. Y también la idea era que muchos compañeros que se encontraban en Córdoba y que tienen ganas de participar en el movimiento, pero que estaban estudiando y no podían ir al campo porque no tenían mucho tiempo, como primer paso y para empezar a conocer el movimiento, comenzaban a laburar desde ahí. Yo fui uno de los que empezaron ahí y ahora estoy acá.

Hoy en día las ferias sólo se hacen en la universidad cuando hay charlas, o cuando se organizan encuentros... Allí se arma un puestito móvil. Allí van los compañeros y ahí se vende. Pero hay una feria, que es fija, que es en la calle Laprida, que es el Paseo de las Pulgas, un paseo de artesanos que se organiza todos los fines de semana. Ahí hay un stand todos los fines de semanas.
Otra forma con la que funciona la Red es de boca en boca. Hay muchos estudiantes que venden los productos y transmiten el funcionamiento a su familia, a sus amigos y conocidos. También está la Casa Campesina, y hay otro local más que es La Mazamorra, donde se venden productos de una asociación de artesanos. Y después se aprovechan todos los espacios que puedan surgir para la difusión del movimiento y la distribución de los productos. Ahora se está armando un catálogo para los vendedores, en el que se exhiben los artículos y los compradores pueden ver los diferentes tipos de productos. Hay un margen de ganancia para el vendedor y a muchos estudiantes les sirve porque se tienen que pagar ellos mismos los estudios. Para que cada uno pueda tener un catálogo para levantar pedidos.

Juan: En el ámbito de la comercialización, lo más fuerte es la Red, digamos. Hay ideas que están dando vueltas de hacer ferias francas... no sé si conocen las experiencias de Misiones, que son muy interesantes. En la feria franca de Misiones, por ejemplo, los productores salen una vez a la semana a la ciudad, dos cuadras, cinco cuadras, diez cuadras, según el pueblo, y venden sus productos en forma directa. Lo que se ha generado, y que es muy interesante, es que alguna gente de la ciudad no compra en los negocios y espera el día en que el productor va a vender, porque sabe que el productor es mejor, porque inclusive el precio puede ser más bajo y demás...
Acá en Córdoba lo hemos empezado a charlar. Está dando vuelta la idea de decir: "Bueno. Hagamos en Cruz del Eje, por ejemplo, una feria con los productos de esta zona". Lo mismo en Villa Dolores o en Deán Funes. No lo hemos podido llevar adelante todavía, pero oportunidad que hay, se arma un puestito. Por ejemplo, las fiestas patronales representan una buena oportunidad para vender productos. Entonces, cada organización, más localmente, arma un puestito de venta. Pero el fuerte nuestro de comercialización justa y demás es la Red, y es fuerte en el sentido no tanto de la comercialización en sí, por los volúmenes y demás, sino por la difusión que va teniendo la lucha. Además de vender un buen producto, por calidad y presentación, nosotros estamos vendiendo trabajo comunitario, lucha por la tierra y reivindicación de los derechos campesinos.

Obstáculos y dificultades
Juan: Entre las dificultades que se nos presentan están las cuestiones vinculadas a lo bromatológico. Es complicado porque no tenemos locales habilitados y es más engorroso vender. Quizás no nos autorizan a vender en tal o cual espacio.
Por ejemplo, durante las campañas de cabrito, la faena es muy delicada, entonces... Una de las campañas se hizo contratando a los servicios frigoríficos, entonces aparece la cuestión de los papeles... por ahí otras cuestiones tienen que ver con el traslado. Para trasladar cabritos desde Serrezuela, por ejemplo, a Córdoba, necesitás una guía que representa toda una serie de complicaciones. Digamos que las leyes, reglamentaciones y estatutos no están adaptados a la realidad del campo. Por ejemplo, pensar en hacer dulces con gas en el campo es una locura, porque tendrías que vender el frasco de dulce a veinte pesos. Entonces es inevitable que el dulce en el campo se haga con leña, con leña y abajo del algarrobo. Y eso supuestamente no se puede porque bromatológicamente el ambiente debe estar azulejado hasta el metro ochenta, el cielo raso tiene que ser blanco y lavable, el piso tiene que tener desagüe. O sea... vos agarrás las reglamentaciones del código alimentario y las reglamentaciones municipales, y son tantos los requisitos que tenés que ser un pequeño empresario, por lo menos, para arrancar. Y acá, ustedes van a ir ahora a El Simbolar y van a ver las condiciones en las que viven y trabajan los compañeros y van a percibir que la realidad es otra. Los dulces los hacemos a leña, abajo del árbol, a veces en el frasco de dulce va una hojita de algarrobo, o sea, son cuestiones que también se están laburando, el tema de calidad y demás pero es una realidad del pequeño productor.

Relación con los funcionarios locales
Juan: El intendente de toda esta zona es el intendente de la ciudad de Cruz del Eje. El laburo que nosotros hacemos en los barrios influye más sobre los punteros, inclusive de otros partidos, que del intendente mismo. Nosotros no tenemos ni una relación estrecha ni demasiado tensa. Hasta el momento no hemos llegado a confrontar. La organización de los barrios también es pequeña en número de familias, y allí se está laburando el tema de los derechos y demás. Sí ha habido gestión a nivel del hospital para las pulverizaciones contra el chagas, y ahí ha habido algunas cuestiones de plantarse exigiendo derechos. Pero hoy nosotros como organización barrial no tenemos mucha relación ni confrontación a nivel municipio. Y en los otros lugares los jefes de comuna no nos dan bola, porque en los parajes chicos los jefes de comuna conocen a todo el mundo y nosotros vamos llegando a diferentes comunidades, y las comunidades se van organizando y van convocando más vecinos, y los jefes de comuna se embolan (se irritan), pero tampoco es tanto el poder que ellos tienen.
Los jefes llegan a ser tales porque se los elige. En Córdoba hay dos estructuras: las municipalidades, que tienen un intendente y un consejo deliberante, lo que se da en las comunidades de más de 5000 personas; y en los parajes más chicos hay comunas, que tienen jefes de comunas, quienes serían intendentes, elegidos mediante voto por la comunidad, y lo que no tienen es un consejo deliberante.
Y estos jefes de comunidades ven que hay una movida popular que surge desde la comunidad, que pasa por fuera de sus determinaciones y crece desde abajo, en cuestiones vinculadas sobre todo a la lucha por los derechos como la salud y la producción, donde estos jefes no tienen influencia. Por eso se irritan. Y Nosotros en muchos lados no tenemos una presencia tan fuerte como para irritarlos tanto, pero sí hay una cuestión de presencia en la que ellos empiezan a ver que hay cosas que les pasan por los costados. Una hormiga no molesta, pero dos, tres, cuatro... ya comienzan a hacer un caminito. Nosotros siempre decimos que el fuego que mejor calienta es el que viene de abajo.

Situaciones diversas
Nosotros construimos a partir de ese principio. Por eso es que no hay presidente y no tenemos una estructura jerárquica de funcionamiento. Sí tenemos una estructura organizada y a su vez cada lugar se organiza de manera diferente. Hay compañeros que se juntan una vez por mes (delegados de las comunidades), nosotros tenemos una estructura más asamblearia. Tratamos de juntarnos lo más que podamos... una vez por mes, o cada dos meses... pero eso te lo va dando la experiencia, con el paso del tiempo nos vamos estructurando como mejor nos parece para funcionar. Nosotros tenemos distancias relativamente cortas entre las comunidades, entonces es fácil tener una dinámica más cotidiana. Pero hay compañeros que trabajan en comunidades que están distanciadas entre sí por más de cien kilómetros. Entonces juntarse es más difícil.
En San Antonio, por ejemplo, viven ocho familias y ahí está toda la comunidad organizada.
Allá hay un empresario que está avanzando sobre posesiones de gente del campo. Todavía no estalló el conflicto pero sí hay un estado de alerta por parte de la comunidad para no dejar que avance.
Donde hay quilombo es cerca de Villa de Soto. Hay un inminente desalojo entre fin de año y principios del año que viene. Y estamos dando la lucha en el ámbito de lo jurídico, con los compañeros abogados que se dedican a eso, y la resistencia en el lugar. Ahí sí que va a haber quilombo pronto.

La situación de las comunidades es muy diversa, y hay todo tipo de casos. Legalmente, lo que se ha laburado mucho y hay una experiencia interesante, es el tema de la posesión veinteañal, es decir la posibilidad de acceder a un título a través del derecho generado, es un derecho reconocido constitucionalmente por el Código Civil. Eso se labura en un montón de lados porque hay un montón de familias organizadas que son poseedoras, según la ley que afirma que estar más de veinte años pacífica e ininterrumpidamente viviendo en un lugar mejorando sus condiciones y demás, y tener ánimo de dueño. Eso está contemplado por la ley, no siempre nos va bien, pero en ese sentido hay cuestiones que van caminando, digamos. Ayer nos dieron una sentencia a favor de nueve familias que viven en una área de 2700 hectáreas de la zona de El Chacho, acá cerca. Pero después la ley no contempla, por ejemplo, el caso de gente que hace menos de veinte años que está en un lugar, digamos quince años. O no contempla el caso de una persona que fue empleada por alguien en un lugar, donde le cedieron la vivienda que ocupó toda una vida, porque en realidad entró como trabajador, entonces por más que se haya deslomado toda la vida trabajando en un campo, para la ley ahí no hay un derecho. Para la ley no hay un derecho generado, porque su condición y su relación con ese bien que es la tierra, en un principio está iniciado a partir de una cuestión laboral. Entonces hay cuestiones no contempladas. Algunos compañeros fueron puestos en el lugar que están por un empleador que les dio trabajo hace 25 años. Los contrató como caseros, los "contrató" por decirlo de algún modo, porque nunca les pagaron un mango, y no volvieron más. Y resulta que a lo largo de más de dos décadas ellos estuvieron 25 años laburando el campo. Los animales son de ellos, los alambrados son de ellos, la casa la mejoraron ellos; los pozos, las represas, los corrales fueron hechos por ellos. Toda una vida puesta ahí. Pero la ley no los contempla. Viene el heredero de que les dio el laburo, y la ley lo favorece.
Yo les menciono los casos que se encuentran cerca nuestro, porque son los que más conocemos. Pero en estas condiciones hay infinidad de casos en toda la provincia. En la zona del noreste de la provincia, cerca de la laguna de Mar Chiquita, una zona sojera donde queda muy poca gente del campo, hay un conflicto, que tuvo bastante prensa, por 23.000 hectáreas. Un empresario entrerriano las compra en Santiago del Estero, porque estaban asentadas en el Registro de Propiedad de esa provincia, pero están dentro de los límites de la provincia de Córdoba. Y el tipo alambró y dejó adentro de su campo a 35 familias. Y les cortó el paso a las aguadas, la posibilidad de darle agua a los animales a esas 35 familias. Hubo un corte de alambre, un quilombo bárbaro. 23.000 hectáreas en esa zona es algo muy fuerte. Y el tipo llegó como un señor feudal.
El Medanito es otro caso que tuvo mucha prensa alternativa (no salió mucho en los medios masivos). Queda cerca de Villa Dolores, para el lado de San Luis. Ahí pasó lo mismo. Es una familia que en algún momento la pusieron y laburaron el campo toda la vida. Y los desalojaron agarrándose de esa relación laboral. Cuando resistieron el desalojo fueron encarcelados, pero al otro día fueron liberados por la presión de la gente.

El caso de El Simbolar es un caso interesante, porque ha sido una experiencia linda de lucha. Y de alguna forma han logrado el reconocimiento de los derechos. Si bien no es lo ideal... Se trata de nueve familias que fueron desalojadas. Y mientras una familia recuperó un espacio, las otras recuperaron a través de la comuna una porción de tierra para hacerse la casa, aunque no un predio productivo. Una sola familia, que es la que se sumó al Movimiento, es la que recuperó un espacio productivo, no el que tenía pero se podría decir que similar. ¿Por qué no es lo ideal? Porque en primer lugar ellos pedían que les devolvieran lo que tenían, y en segundo lugar hubiera sido lo ideal que el Estado y la Justicia le reconocieran ese derecho. Lo que terminó pasando es que el empresario terminó reconociendo, a través de la presión, porque hubo una toma, o sea que se hizo una retoma, se resistió alrededor de una semana, se negoció con el empresario, que nos mandó a desalojar, que no, que sí, que no, y el tipo terminó comprándonos tierras en otro lado para que nos fuéramos del campo. Y bueno... en virtud de la fuerza que teníamos en ese momento, de las posibilidades reales de que nos devolvieran eso, se dijo que sí, y hoy tenemos una familia produciendo. No es lo ideal pero no se tuvieron que ir del campo.

La lucha
Juan: Nosotros decimos que la lucha por la tierra es una mesa que tiene tres patas: la difusión, la lucha en el lugar, en la comunidad, y lo jurídico. No todo se apuesta a lo jurídico porque lo jurídico no nos da garantías. O sea, si uno duerme en el expediente, como decimos a veces, nos pasan por encima en los otros aspectos. Cuando alguna de esas tres patas es más corta, la mesa se cae. Ese es el principio gráfico que nosotros hacemos para explicar, sobre todo laburando en las comunidades, cómo estas tres patas tienen que estar firmes. Si por ejemplo te está yendo bien en Tribunales, pero se te meten en el campo, te alambran y no defendés tu posesión, se te cayó una pata. Las luchas no se ganan sólo en el espacio jurídico. Y es difícil, porque por más desigual que parezca la lucha en la Justicia, hay que darla. No podés decir: "No hago nada en Tribunales", porque te llegan las sentencias y tenés que apelarlas. Los compañeros abogados se mueren porque no pueden dedicarse a otra cosa. Prácticamente están full time con casos de tierra.
Un entretejido que crece
Martín: Pero se está formando un entretejido bastante interesante entre estas organizaciones, tanto en las provincias como a nivel nacional.

Juan: Sí. Quizás se van a llevar una visión muy parcial de lo que es Cruz del Eje, porque tal vez no queda otra. Nosotros vivimos acá y la vemos todos los días, pero esto que nosotros contamos multiplíquenlo en toda la provincia y más o menos similarmente multiplíquenlo en todas las provincias que son parte del movimiento nacional. La estructura de funcionamiento, los principios de no jerarquía, de tomas de decisiones de manera horizontal, la coordinación de acción, de lucha, de cómo luchar, de gestión de lobby parlamentario para leyes, y demás... es más o menos una estructura similar. Nosotros calculamos que a nivel nacional están involucradas alrededor de 15000 familias en estos procesos vinculados al movimiento nacional.

Sin definiciones
Juan: Nosotros no definimos nuestra ideología como movimiento social. En todo caso, les planteamos a los demás que ellos nos definan a partir del modo en que nosotros nos movemos. Es decir, nosotros somos esto, hacemos esto y luchamos por esto. Que los demás nos llamen como quieran.

Martín: Quizás definirlos sea una manera de enviarlos al pasado, porque ustedes justamente están construyendo algo nuevo, en un nuevo contexto, en un nuevo marco político y social. Y definirse a partir de ciertas corrientes o teorías, tal vez no se adapte del todo a esta nueva realidad que hoy ustedes enfrentan.

Juan: Hay de todo, pero no estamos definidos, ni siquiera localmente como "Somos tal o cual cosa". Sí sabemos por lo que luchamos, y en ese sentido nos dicen zurdos y demás cosas... eso de que te vinculen con la izquierda es medio inevitable, pero no nos definimos, no es que decimos: "Bueno, el Movimiento Campesino de Córdoba es..."

Martín: Quizás sea lo mejor que les puede pasar.

Juan: Sí, quizás sí. En realidad se trata un poco de eso. Qué sé yo. Por ejemplo, muchos usamos el materialismo histórico como método de estudio, como forma de mirar la cosa. Pero bueno, quizás nos pase eso porque nosotros tenemos una formación universitaria y por ahí en eso hay una manera de ver las cosas, hay un discurso. Ahora van a ir al campo y van a conocer a los compañeros. Muchos de ellos no terminaron la primaria. Hay muchas cuestiones que hacen que sea inútil ponerse a discutir el materialismo histórico, porque eso no llevaría a nada. O sea, nosotros discutimos porque la vida sea más digna, más justa, luchamos por el que quiere tener un pedazo de tierra para trabajarlo. En ese sentido nos allanamos en esas cuestiones básicas. De todas formas nosotros apostamos a que muchos de nuestros compañeros del campo se formen en cuestiones políticas. Que puedan analizar lo que está pasando en el país y en el mundo, por qué algunos de nosotros simpatizamos con Venezuela. Qué sé yo. Cuestiones así que se discuten al interior de cada comunidad. Y bueno, hay compañeros que se apropian más de estas discusiones, y se tranforman en verdaderos militantes, y hay otros compañeros que se limitan a cuestiones más productivas.
Hay algunos a los que nos gusta trenzarnos en discusiones y todo, porque por ahí nos gusta leer y demás, pero no hay una cuestión de definición tajante a nivel del colectivo.

Martín: Por ahí está bien. Porque si vos te definís como tal, todo lo que digas va a pasar por eso. Mientras se trate de algo en transformación y en formación va a tratarse de algo vivo. Si logra definirse, quizás se convierta en algo estático.

Juan: Y... es complicado. En esto de que seamos muchos. La idea es tender una organización de masas. Hoy estamos lejos de serlo. Hoy sólo hay algunas comunidades organizadas.

Martín: Pero sólo hace un par de años que se fue Menem.

Juan: Sí, claro. Está durísimo. Es muy lento. El laburo cotidiano en las comunidades es muy lento. Pero, bueno... nosotros también lo asumimos así y nos armamos de paciencia y hay que ir a machacar, hay que ir a machacar y hay que ir a machacar. Y nos caemos y nos levantamos, y la comunidad se desarma y se vuelve a armar.

Martín: Pero es evidente que hay una transformación, que quizás a nivel mediático se ve en las presidencias latinoamericanas, pero eso es la punta de un iceberg que se viene gestando desde abajo, desde la gente. América latina va hacia otro lado.

Lentamente, mientras los mates continuaban circulando, el diálogo se fue desplazando hacia las problemáticas y las dificultades continentales, profundamente similares.

Al rato cargamos el termo nuevamente y nos subimos a un auto para ir a conocer la comunidad de El Simbolar.