El viaje

En octubre de 2005 salimos de nuestra ciudad para recorrer nuevamente el continente, con el plan de convivir con distintas comunidades y testimoniar sus prácticas y costumbres, sus realidades, filosofías y pareceres. Nuestro propósito no sólo es contar el presente, sino también rastrear los vestigios de lo que ha sido para rescatar el pasado que nos ayude a pensar nuestros tiempos de ahora.
Hace algunos años que venimos descubriendo América, caminando sus rincones, conversando con su historia y con su gente, en un intento por obtener una mirada propia y conocer a los protagonistas de los hechos que no son noticia para este sistema que fabrica soledad y miedo.
Lejos de los prejuicios que sólo ven un mundo de peligros, creemos que es más peligroso vivir sin mirar el mundo. Dejamos a otros la excusa de banderas y fronteras. Nuestra vocación es el camino. Para nosotros, viajar no es una aventura ni una experiencia mística, sino otra forma de vida, un verdadero modo de conocimiento. Es un camino para encontrarse con los demás y una privilegiada manera de descifrar el diverso entorno que nos rodea. Vivir la cotidianeidad del otro, conocer sus problemas y sus percepciones, nos permite entender su realidad, a la vez que nos posibilita enriquecer y entender la nuestra.
Sentimos que la existencia fluye a través de las vivencias concretas de la gente que puebla los lugares más cotidianos y comunes, quizá más silenciosos, pero a nuestro juicio más auténticos y espontáneos. Viajar es, sobre todo, encontrarse cara a cara con los protagonistas de la historia, entrar a un universo de miradas y palabras, de manos que se tienden, de puertas que se abren. Ante un modelo que globaliza y uniforma, nosotros rescatamos los muchos mundos posibles que aún existen.
Cada viaje se construye con la suma de otras experiencias, otros encuentros y otros viajes. Viajar significa “re-correr”: volver a andar. Y esa es la intención de nuestros pasos.
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